Atravesando el duelo....


Existe una alegoría según la cual una madre sin consuelo por la muerte de su hijo pequeño, llevó su cuerpo ante un hombre santo rogándole que le devolviera la vida. El maestro accedió a su demanda pero le puso la condición de que le llevara un grano de mostaza procedente de una casa que jamas hubiese recibido la visita de la muerte. La mujer pensó que su tarea era fácil y se alegró, pero fue después de su peregrinaje interminable casa tras casa que se dio cuenta de la sabiduría que encerraba el encargo de aquel sabio, y fue cuando tomó consciencia  de que la muerte  llega inexorablemente a todo el mundo, que tomó tiernamente en sus brazos el cadáver de su hijo y lo enterró en paz.

 

Existen pocas cosas tan dolorosas como la muerte de un ser querido, si bien sabemos que nos llegará a todos en algún momento.

Hablando técnicamente, el duelo es un proceso esperable que se desarrolla tras la muerte de alguien querido y supone un profundo sentimiento de tristeza ante la pérdida y la adaptación a la nueva situación. Se asemeja a un estado de depresión, pero con  la diferencia sustancial de que no está en juego la devaluación de la autoestima, si bien hay situaciones en las que el trágico suceso reactiva afectos depresivos de base complejizando el cuadro clínico.

Cabe aclarar que el sufrimiento no se halla limitado exclusivamente a la muerte de un ser querido ya que son muchos los médicos, policías, bomberos, maquinistas de tren, etc cuyas vidas han sido embargadas por la tragedia de la muerte de alguien a quien no llegaron a asistir a tiempo o un compañero de trabajo.


Cuando suponemos que se elabora un duelo?

Cuando podemos ACEPTAR la pérdida, es decir, ponerse en contacto con el vacío y las emociones que genera, y hacerse cargo de ellas, logrando metabolizar adecuadamente la memoria a través del sistema de procesamiento de la información; cuando podemos recordar a la persona sin angustiarnos, cuando dejamos de vivir en el pasado y podemos poner toda nuestra energía en presente y el futuro retomando el camino de regreso a la realidad; cuando entendemos que no muere alguien que es recordado.


Por supuesto que cada duelo es único y la intensidad y duración del mismo van a depender de variables intrínsecas al doliente y a las características de la situación, por lo tanto, si bien se estipula un período de 1 a 3 años, no existe un tiempo fijo para vivir el duelo; hay tantos duelos como dolientes.


De acuerdo al modelo de Kübler Ross, existen 5 etapas por las que se atraviesa en un proceso de duelo:


1) Negación y aislamiento: la negación es un mecanismo de defensa primitivo que nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada que inunda la capacidad del psiquismo para procesarlo, es un mecanismo provisorio que no tardará en ser sustituido por una aceptación aunque de carácter parcial.


2) Ira: En esta etapa surgen todos los por qué, la rabia, la envidia para con los que no sufren, y  el resentimiento, constituyendo una de las etapas mas difíciles para las personas del entorno. Luego pueden responder con angustia y culpa por lo dicho o no dicho, lo cual es una reacción muy habitual.


 3) Pacto o negociación:  Ante la dificultad para afrontar la realidad surge la necesidad de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la vivencia.


4) Depresión: cuando ya no se puede seguir negando la realidad la persona se verá invadida por una profunda tristeza. Este estado, es en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad. En esta etapa, es muy común que quienes rodean a la persona deseen animarlo, sin embargo es necesario permitir que expresen su dolor con libertad, ya que estos intentos de evitar el sufrimiento responden mas a necesidades internas que a las del doliente. Expresar sus emociones es un paso necesario para la aceptación. 


5) Aceptación:  Quien ha podido atravesar con normalidad las fases anteriores podrá dar lugar a la aceptación, en la que la persona logra cierta paz, puede estar sólo, comienza a permitir que la vida se imponga y se da permiso a sí mismo de seguir adelante. 


Sin embargo, hay ocasiones en las que este proceso curativo natural se estanca, en cuyo caso, sin importar las particularidades de la situación, el EMDR puede contribuir a movilizar todo el sistema. A veces ocultamos nuestro dolor porque creemos que de ese modo ayudaremos a los demás a atravesar el suyo, pero esta estrategia puede acabar sepultándolo aún más profundamente e impidiendo su tramitación. 


"Muestra tu dolor, porque el dolor que no expresas musita en tu pecho hasta estallar"

William Shakespeare

 


TRATAMIENTO DEL DUELO CON EMDR- VIDEO

https://www.youtube.com/watch?v=0PvOiN1ueDc